Los actos de habla son
enunciados que constituyen acciones. Corresponden al lenguaje en uso, al lenguaje en la práctica,
en la situación comunicativa concreta. Cuando hablamos no solo decimos
palabras, sino que también realizamos ciertas acciones: describimos, invitamos,
aconsejamos, saludamos, felicitamos, discutimos, etc.; es decir, hacemos cosas
con palabras.
Cada vez que nuestro mensaje
es captado por un receptor produce
un efecto sobre quien escucha y genera un cambio en la realidad: origina una reacción, crea una nueva
situación.
En definitiva, cada vez que emitimos un mensaje damos lugar a un
acto de habla con un enunciado que produce un cambio en el estado de las cosas.
Según esto, el hablante cuando participa en un proceso
comunicativo desencadena tres actos de comunicación:
·
Acto locutivo: Es lo que se dice.
Corresponde al contenido del enunciado. El acto que realizamos al decir algo.
Por
ejemplo, al decir Préstame tu lápiz,
el acto locutivo corresponde a los significados de las palabras que componen el
enunciado.
·
Acto ilocutivo: Es la intención
contenida en lo que decimos, lo que pretende el emisor. Este puede ordenar,
pedir algo, disculparse, aconsejar, etc.
Por ejemplo, en Préstame
tu lápiz, el emisor hace una petición.
·
Acto perlocutivo: Es el efecto o la
reacción que el mensaje produce en el receptor, la reacción o consecuencia de
lo que se ha dicho.
En el ejemplo anterior, el acto perlocutivo sería el
cumplimiento de esa petición, o sea, prestar el lápiz.
El acto ilocutivo puede corresponderse o no con
el acto perlocutivo. Si se corresponde (le presta el lápiz), el objetivo de la
comunicación se ha cumplido. En el caso contrario, la comunicación se frustrará
(no le presta el lápiz).
Por otra parte, los actos de habla se pueden
clasificar según la intención del emisor:
- Actos directos: son aquellos en que la intención del hablante se expresa de manera clara y explícita, y el receptor comprende sin dificultad.
Por ejemplo: Apaga la luz. Se dice
claramente.
·
Actos indirectos: la intención no es explícita en el
mensaje, sino que el receptor debe interpretar o suponer lo que el emisor quiso
decir. Esto muchas veces puede generar confusión o malentendidos.
Por ejemplo: En lugar de decir: Apaga la luz, el hablante usa formas
indirectas como: Se estaría mejor con la
luz apagada con la intención de no ser descortés.
Otra clasificación de los actos de habla
es según su finalidad:
·
Asertivos o
representativos: El emisor afirma o niega algo, con la intención de aclarar lo que dice.
Ha subido el precio de
la leche.
·
Expresivos: El hablante expresa
su estado interior, emocional o físico.
Me encanta la tarta de
chocolate.
·
Directivos o
apelativos: El emisor busca persuadir al receptor y lograr que realice una acción
determinada.
¿Puedes pasarme la
sal, por favor?
·
Compromisorios: El hablante asume un
compromiso, independientemente de que lo cumpla o no.
Te prometo que este verano
haremos un viaje por Europa.
·
Declarativos: El emisor busca
modificar alguna situación, para lo que posee un grado de autoridad.
Los declaro marido y
mujer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario